La pobreza, la discriminación y las normas culturales influyen en el bienestar comunitario


Los psicólogos necesitan comprender de manera integral cómo estos factores se entrelazan para influir en la salud mental de la población. Es fundamental que los psicólogos comprendan la competencia estructural mientras buscamos mejorar el bienestar de nuestras comunidades. La competencia estructural implica reconocer y abordar desigualdades sistémicas, injusticias y las dinámicas de poder que dan forma a nuestras vidas. Requiere una comprensión integral de cómo factores como la pobreza, la discriminación, el acceso a recursos y las normas culturales se entrecruzan e impactan la salud mental dentro de nuestras comunidades.

La relación entre las estructuras sociales y las políticas que las respaldan es fundamental para comprender la competencia estructural de la salud mental de la población. Si bien muchos de nosotros recibimos formación centrada en experiencias individuales y factores familiares como contribuyentes a la salud psicológica, el concepto de competencia estructural amplía el alcance. Necesitamos reconocer la profunda influencia de las estructuras sociales, económicas, institucionales y políticas en los resultados de la salud mental.

La competencia estructural subraya la necesidad de intervenciones que vayan más allá de los entornos clínicos. Si bien la terapia sigue siendo crucial para mitigar el dolor y los traumas de la marginación sistémica, es solo parte de la ecuación. Los esfuerzos para promover la salud mental de la población también deben abordar las causas profundas incrustadas dentro de las estructuras sociales. Esto podría implicar abogar por políticas que mitiguen las disparidades económicas, combatan la opresión sistémica y promuevan comunidades inclusivas.

Un aspecto clave es su énfasis en la humildad y sensibilidad culturales. Reconocer la diversidad de experiencias dentro de las comunidades es esencial para diseñar intervenciones efectivas y respetuosas. Esto implica escuchar las voces marginadas, comprender sus desafíos únicos y colaborar con las comunidades para co-crear soluciones que aborden sus necesidades dentro de sus sistemas de valores.

FUENTE: REVISTA MONITOR – APA


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