
Zamudio Sosa, A., & Rueda Rodríguez, L. G. (2024). Las Redes Sociales No Digitales en la Acción Colectiva: Modelo Basado en Agentes. Psicumex, 14(1), 1–32. https://doi.org/10.36793/psicumex.v14i1.627
La acción colectiva es un fenómeno complejo que se ve influenciado por múltiples factores, entre ellos las vías motivadoras de participación como la eficacia colectiva, la norma social y el enojo. Estas vías se entrelazan con las características de las redes sociales no digitales, afectando el inicio, mantenimiento y extinción de la acción colectiva.
La identidad social se presenta como una variable fundamental para entender la acción colectiva. Esta identidad se refiere a la pertenencia de un individuo a un grupo y la importancia que le da a esa pertenencia. Sin embargo, la identidad social no actúa en el vacío; está mediada por otras variables que influyen en la decisión de participar en acciones colectivas. Por ejemplo, la percepción de injusticia y las emociones resultantes de esta percepción pueden fortalecer la identidad social y, por ende, la motivación para la acción. La percepción de injusticia es esencial para la acción colectiva, pero no basta por sí sola. Las personas deben percibir una situación como injusta para que se genere un impulso inicial hacia la movilización. Sin embargo, esta percepción debe ir acompañada de emociones fuertes, como el enojo o la ira, para que se traduzca en acción. La injusticia percibida crea un terreno fértil, pero son las emociones las que actúan como catalizadores.
La eficacia colectiva se refiere a la creencia de que el grupo puede lograr un cambio significativo. Esta creencia puede ser un motivador poderoso para la acción colectiva. Cuando las personas piensan que su participación puede efectivamente alterar una situación injusta, están más inclinadas a involucrarse. La percepción de que la acción conjunta puede lograr un cambio significativo es crucial para motivar la participación. En redes sociales (no digitales), esta percepción se fortalece cuando los individuos observan que sus pares están comprometidos y que sus esfuerzos colectivos tienen un gran impacto.
Las normas sociales también juegan un papel crucial en la acción colectiva. Aun cuando una persona no crea que puede cambiar una situación, puede participar para cumplir con las expectativas de personas cercanas e importantes. Influyen en el comportamiento de los individuos al establecer lo que es aceptable o esperado dentro de un grupo y pueden empujar a la acción colectiva a individuos que de otra manera podrían permanecer inactivos. Este fenómeno subraya la importancia del contexto social y de las relaciones personales en la decisión de participar. En redes sociales no digitales, estas normas se transmiten y refuerzan a través de interacciones cara a cara y la observación directa del comportamiento de los demás. La presión social y el deseo de conformidad pueden ser poderosos motivadores para la participación en acciones colectivas.
Las emociones, especialmente el enojo y la ira, son motores fundamentales de la acción colectiva. Estas emociones derivadas de la percepción de injusticia pueden convertir la indignación pasiva en acción activa. El enojo, en particular, se ha identificado como una emoción que no solo motiva a las personas a actuar, sino que también puede mantener la cohesión y la energía dentro de un movimiento.
Las redes sociales (no digitales) son determinantes para que las variables anteriores desempeñen su papel. El tamaño y tipo de las redes influyen en la decisión de participar en acciones colectivas. Las redes sociales proporcionan el apoyo emocional, logístico y moral necesario para la movilización. Un individuo con una red amplia y activa de contactos es más probable que participe en la acción colectiva, ya que recibe más estímulos y apoyo para hacerlo.
El grado de apertura o hermetismo del sistema político-social puede amplificar o mitigar estas vías motivadoras. En sistemas más herméticos, donde la represión y la falta de canales formales de participación son comunes, el enojo y la percepción de ineficacia pueden ser más pronunciados, lo que puede llevar a una mayor radicalización y cohesión dentro de los grupos que buscan el cambio.
Tipologías de Redes Sociales (No Digitales)
Las características estructurales de las redes sociales no digitales también juegan un papel crucial en la dinámica de la acción colectiva:
- Redes Densas y Pequeñas: En grupos pequeños y densamente conectados, la comunicación es más directa y la vigilancia social es más intensa. Esto puede aumentar la presión para conformarse a las normas del grupo y fortalecer la percepción de eficacia colectiva. Además, las emociones como el enojo pueden propagarse rápidamente, motivando una acción más coordinada y sostenida.
- Redes Grandes y Dispersas: En redes más grandes y dispersas, la comunicación puede ser menos eficiente y la vigilancia social menos intensa. Sin embargo, estas redes pueden abarcar una mayor diversidad de opiniones y recursos, lo que puede ser beneficioso para la difusión de la acción colectiva a una escala más amplia. La influencia de minorías activas puede ser crucial en estos contextos, ya que pueden redefinir las normas y motivar a la mayoría a participar.
Dinámica de la Acción Colectiva
El inicio, mantenimiento y extinción de la acción colectiva están influenciados por la interacción entre las vías motivadoras y las características de las redes sociales no digitales:
- Inicio: La acción colectiva puede iniciarse cuando un grupo pequeño y cohesionado, motivado por la eficacia colectiva, la norma social o el enojo, comienza a actuar. La percepción de un objetivo alcanzable y la presión social dentro del grupo son factores clave.
- Mantenimiento: Para mantener la acción colectiva, es crucial que las vías motivadoras se refuercen continuamente. La comunicación efectiva y la cohesión dentro del grupo son esenciales para mantener la percepción de eficacia y la conformidad a las normas sociales. El enojo puede seguir siendo un motivador, pero debe ser canalizado de manera constructiva para evitar la desintegración del grupo.
- Extinción: La acción colectiva puede extinguirse cuando las vías motivadoras se debilitan. Esto puede ocurrir si la percepción de eficacia disminuye, si las normas sociales cambian o si el enojo se disipa sin lograr resultados concretos. La fragmentación de la red social y la pérdida de cohesión también pueden contribuir a la extinción de la acción colectiva.
La psicología social ha sido durante mucho tiempo una disciplina que busca entender el comportamiento humano en contextos sociales. Tradicionalmente, este campo ha abordado los fenómenos sociales desde un enfoque reduccionista, a menudo simplificando las complejidades de las interacciones humanas. Sin embargo, los modelos basados en agentes (MBA) ofrecen una nueva perspectiva para comprender estos fenómenos, proporcionando una herramienta poderosa que permite un análisis más profundo y detallado de las relaciones e interacciones desde un enfoque cuantitativo.
Modelos Basados en Agentes
Los modelos basados en agentes permiten modelar la acción colectiva como un fenómeno complejo, abordándolo desde una perspectiva micro-macro. Según Simon et al. (1998), esta perspectiva facilita la modelización de la causalidad tanto de abajo hacia arriba como de arriba hacia abajo. En otras palabras, los MBA permiten entender cómo las interacciones a nivel individual (micro) pueden influir en los patrones y estructuras a nivel colectivo (macro) y viceversa. Esta dualidad es crucial para captar la dinámica completa de los fenómenos sociales, algo que los enfoques tradicionales a menudo pasan por alto.
Aguilera y Posada (2017) destacan varias ventajas importantes de los modelos basados en agentes que los hacen superiores a los modelos basados en ecuaciones tradicionales. Entre estas ventajas se incluyen:
- Modelado de Poblaciones Heterogéneas: A diferencia de los modelos basados en ecuaciones que suelen asumir poblaciones homogéneas, los MBA permiten incorporar la diversidad y las diferencias individuales dentro de una población. Esto es crucial para representar de manera más realista las sociedades humanas, donde la heterogeneidad es la norma más que la excepción.
- Examen de la Historia y Vida de Cada Agente: Los MBA posibilitan el seguimiento detallado de la historia y vida de cada agente, tanto de forma colectiva como individual. Esto permite analizar cómo las experiencias pasadas y las interacciones previas de los agentes influyen en su comportamiento futuro, proporcionando una visión más completa del desarrollo de los fenómenos sociales.
- Incorporación de la Aleatoriedad: La aleatoriedad es una característica inherente de muchos procesos sociales. Los MBA permiten incorporar esta aleatoriedad en los modelos, lo que ayuda a capturar la incertidumbre y variabilidad presentes en el comportamiento humano real.
- Análisis de las Consecuencias de los Estados Iniciales: Los MBA facilitan el análisis de cómo los estados iniciales de un sistema pueden influir en los desenlaces. Esto es particularmente útil para estudiar fenómenos complejos donde pequeñas variaciones en el inicio pueden llevar a resultados muy diferentes, un concepto conocido como sensibilidad a las condiciones iniciales.
La capacidad de los MBA para modelar poblaciones heterogéneas, seguir la historia de los agentes, incorporar aleatoriedad y analizar las consecuencias de los estados iniciales tiene profundas implicaciones para la investigación en psicología social. Estos modelos permiten a los investigadores explorar hipótesis de manera más detallada y con mayor precisión, proporcionando una comprensión más rica de los fenómenos sociales.
Además, los MBA ofrecen la posibilidad de experimentar con diferentes escenarios y políticas en un entorno controlado, lo que puede informar la toma de decisiones en contextos del mundo real. Por ejemplo, pueden utilizarse para estudiar la difusión de comportamientos, la formación de normas sociales o el impacto de intervenciones específicas en una población.
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