Hombres que ejercen violencia hacia la (ex) pareja mujer: cambios y tensiones

Astorga, N., & Valdivia, A. (2020). Hombres que ejercen violencia hacia la (ex) pareja mujer: cambios y tensiones. Revista Punto Género, (13), pp. 4–24. https://doi.org/10.5354/2735-7473.2020.58187

Respecto a la sistematización de un proceso reeducativo dirigido a hombres en un programa estatal (Chile), se identificaron los elementos fundamentales de la intervención que vivieron 11 hombres en el Centro de Hombres por una vida sin violencia. Se describen los aprendizajes y cambios que éstos reconocieron, identificando los facilitadores y obstaculizadores del proceso grupal, y finalmente, discutiendo los discursos de los mismos hombres y sus parejas o ex parejas mujeres.

Fue fundamental que los hombres, en etapa grupal, experimentaran un acercamiento progresivo en torno a los ejercicios de violencia, así como considerar en la intervención que hay un contexto histórico y biográfico tanto personal como colectivo. Conocer el concepto de violencia: tipos de ésta, ejemplos y consecuencias; luego, cuándo y cómo la aprendieron; para entonces, recién comenzar a profundizar en las vivencias de pareja. Los hombres que comienzan el proceso tienen habilidades comunicacionales notoriamente disminuidas, por tanto, el espacio grupal se presenta como un lugar idóneo para desarrollarlo. Se destaca que lograron reconocer cómo se educa en torno a la violencia en distintos espacios: entendieron que desde que nacemos adquirimos un aprendizaje sexista, patriarcal y violento. Por tanto, creemos necesario y urgente generar espacios desde la educación pre-básica que les permita a los hombres dejar de lado el analfabetismo emocional, y re-educarse en otros ámbitos ajenos a la productividad y lo técnico, y más centrados en el propio cuidado y cuidado de otros/as.

En cuanto a la metodología de trabajo grupal, existió una reticencia de los hombres a probar nuevas formas de relacionarse corporalmente (con sí mismos y con otros) en el espacio grupal. Entonces creemos importante la necesidad de considerar al cuerpo como una dimensión fundamental de trabajo con hombres ya que por éste entendemos que atraviesa no sólo el patriarcado, sino que también el capitalismo. El espacio grupal por su parte fue un potenciador de la participación y resolución de conflictos personales y entre los mismos participantes.

Creemos entonces que es fundamental cuestionar y re-significar constantemente el rol que cumplimos en distintos momentos de un proceso de cambio relacionado con la violencia en sus distintos espacios y manifestaciones, en oposición a volvernos un obrero/a social que sólo obedece y reproduce, y no se pregunta ¿Para quién? ni ¿Para qué?, Sino que proponemos poner el cuerpo y la vivencia personal de quien facilita un proceso como éste, al servicio de una transformación grupal y comunitaria en contraposición a ejercer un rol controlador y autoritario.

Se evidencia un alto nivel de cambio en los discursos de los hombres, incluyendo elementos de igualdad y de resistencia al patriarcado, sin embargo, la violencia se mantiene en la relación con la pareja y/o ex pareja. Ante esto, una de las praxis que destacamos fue el contacto constante con las mujeres, no sólo para enfocarnos en resguardar su seguridad, sino también, su relato en primera persona como retroalimentación principal del proceso del hombre. Es fundamental que además de proponer estrategias para resguardar la protección de la víctima y su proceso de reparación, existan alternativas, espacios para que los hombres cuestionen sus violencias, trabajen sus dolores y aprendan formas resolutivas libres de violencia con tal de prevenir que ejerzan violencia hacia las mujeres.

Si algo podemos concluir firmemente es que, si queremos cambios reales en torno a la violencia, género y masculinidades, es preciso que el rol que tenemos como educadores/as y actores/actrices en distintos espacios pedagógicos y dispositivos psicosociales (como señala Agamben, 2011), dispositivos estratégicos que resultan del cruzamiento de relaciones de poder y de saber, deba entonces tener un posicionamiento crítico y político, en constante revisión, y a su vez, ser estratégico, si por ejemplo, como en nuestro caso, buscábamos visibilizar elementos transformadores respecto a las relaciones de poder. Por nuestra parte, por último, interpelamos a los hombres a generar instancias de fisura, de quiebre con este sistema patriarcal y capitalista, que nos permita entonces, construir de manera comunitaria, espacios e instancias de transformación a distintos niveles, que no dependan de respuestas del Estado y que consideren no solo la punitividad, sino, la responsabilización y el apoyo mutuo.

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