La tipología de los hombres violentos contra su pareja constituye un tema complejo y fundamental en el ámbito de la psicología clínica y la intervención social. Este campo de estudio busca clasificar a los agresores según sus características psicopatológicas, conductuales y contextuales, lo que permite diseñar estrategias terapéuticas más efectivas y adaptadas a sus necesidades específicas. Entre las tipologías más destacadas se encuentran las propuestas por Holtzworth-Munroe y Stuart (1994) y Gottman et al. (1995), que han guiado el debate sobre este fenómeno.
Holtzworth-Munroe y Stuart clasificaron a los hombres violentos contra su pareja en tres categorías principales. Los maltratadores limitados al ámbito familiar son aquellos cuya violencia se restringe al entorno doméstico y presentan un bajo nivel de psicopatología. Este grupo, considerado de bajo riesgo, tiende a mostrar arrepentimiento después de los episodios violentos y a reprimir el uso de la agresión. En contraste, los borderline/disfóricos son impulsivos y emocionalmente inestables, con una violencia de intensidad media o alta dirigida tanto a la pareja como a otros miembros de la familia. Finalmente, los violentos en general/antisociales son los más peligrosos, ya que utilizan la violencia de manera instrumental para alcanzar objetivos, siendo esta frecuente y severa tanto dentro como fuera del ámbito familiar.
Por su parte, Gottman et al. (1995) desarrollaron una tipología basada en las respuestas fisiológicas de los agresores durante discusiones de pareja. Los maltratadores “Cobra” son fríos y calculadores, experimentando una disminución en su frecuencia cardiaca durante los episodios de agresión. Este grupo, caracterizado por rasgos antisociales y agresivo-sádicos, utiliza la violencia como un medio para ejercer control sin experimentar remordimientos. En contraste, los “Pitbull” son impulsivos, con un aumento significativo en su frecuencia cardiaca, y suelen estar marcados por un apego inseguro y una ira crónica. Su violencia es impulsiva y refleja dificultades para manejar las emociones.
La teoría del continuo antisocial y borderline también es relevante para comprender las tipologías de agresores. En este modelo, los maltratadores se distribuyen a lo largo de un espectro en función de sus niveles de psicopatología y comportamientos violentos. Los agresores antisociales suelen presentar un estilo de apego evitador y una tendencia a justificar el uso de la violencia para obtener beneficios personales. Por otro lado, los agresores borderline son altamente sensibles al rechazo, impulsivos y emocionalmente dependientes, lo que los lleva a conductas violentas de intensidad media o alta.
Desde una perspectiva terapéutica, estas tipologías tienen implicaciones significativas. Los maltratadores de bajo riesgo pueden beneficiarse de programas que aborden el control de la ira y las distorsiones cognitivas sobre la violencia. En cambio, los agresores de riesgo moderado requieren una intervención más extensa, que incluya el tratamiento de celos patológicos y trastornos de personalidad. Por último, los agresores de alto riesgo, especialmente los antisociales, son menos receptivos al tratamiento y necesitan intervenciones en contextos controlados, como prisiones o programas judicialmente supervisados.
La tipología de los hombres violentos contra su pareja también plantea interrogantes sobre la estabilidad de estas clasificaciones a lo largo del tiempo. Investigaciones longitudinales han demostrado que los patrones de violencia pueden persistir, especialmente en los casos de agresores impulsivos y antisociales. Sin embargo, también existen indicios de que algunos individuos pueden reducir la gravedad de su violencia si cuentan con apoyo terapéutico adecuado y motivación para el cambio.
Al clasificar a los agresores según sus características psicopatológicas, conductuales y contextuales, se facilita la selección de estrategias terapéuticas adaptadas a cada caso. No obstante, es crucial seguir investigando para refinar estas clasificaciones y desarrollar intervenciones más efectivas que contribuyan a reducir la violencia de pareja y sus devastadoras consecuencias.
Amor, P. J., Echeburúa, E., & Loinaz, I. (2009). ¿Se puede establecer una clasificación tipológica de los hombres violentos contra su pareja? International Journal of Clinical and Health Psychology, 9(3), 519-539. Asociación Española de Psicología Conductual.
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