El abordaje multinivel en la intervención de parejas representa una propuesta innovadora que integra los paradigmas sistémico-relacional y posmoderno para abordar los conflictos de pareja de manera integral. Este modelo, fundamentado en un análisis de tres niveles —individual, relacional y contextual—, busca comprender las problemáticas de pareja considerando la complejidad de las experiencias personales, las dinámicas de interacción y las influencias socioculturales.
En el nivel individual, el abordaje multinivel se centra en las narrativas, emociones y creencias de cada integrante de la pareja, reconociendo que las historias personales moldean la forma en que cada persona participa en la relación. Desde el enfoque posmoderno, se emplean técnicas de terapia narrativa, como la externalización de problemas y la reautoría, para ayudar a los individuos a resignificar experiencias que limitan su interacción con la pareja. Por ejemplo, un cliente puede trabajar en desmantelar creencias arraigadas sobre el rol de género en el matrimonio. Complementariamente, el enfoque sistémico explora cómo estas narrativas individuales se entrelazan con las dinámicas de la pareja, utilizando herramientas como el genograma para identificar patrones transgeneracionales. Este nivel permite al terapeuta abordar las subjetividades de cada persona, sentando las bases para una intervención más profunda en los niveles subsiguientes.
El nivel relacional, por su parte, examina los patrones de interacción, comunicación y poder dentro de la pareja, considerándola como un sistema interdependiente (Ruvalcaba, 2017, p. 85). El enfoque sistémico aporta conceptos como la circularidad y la retroalimentación para identificar ciclos disfuncionales, como los patrones de persecución-evitación, donde un integrante demanda atención mientras el otro se retira. Las preguntas circulares, una técnica clave, permiten explorar cómo cada miembro percibe y contribuye al problema, promoviendo una comprensión compartida (p. 87). Desde la perspectiva posmoderna, se fomenta un diálogo colaborativo que invita a la pareja a co-construir significados nuevos, rompiendo con narrativas rígidas que perpetúan el conflicto. Por ejemplo, el terapeuta puede guiar a la pareja para redefinir un problema como “la falta de tiempo juntos” en lugar de “la indiferencia del otro”. Este nivel busca generar cambios en las dinámicas relacionales, fortaleciendo la conexión entre los integrantes.
El nivel contextual amplía el análisis hacia las influencias externas que afectan a la pareja, incluyendo el entorno sociocultural, las normas de género, las expectativas familiares y los valores culturales. El enfoque posmoderno, influenciado por los feminismos, cuestiona las narrativas dominantes que imponen roles tradicionales o desigualdades de poder, invitando a la pareja a reflexionar sobre cómo estas normas moldean su relación. Por ejemplo, se puede explorar cómo las expectativas de una cultura patriarcal afectan las decisiones de la pareja sobre la crianza o las finanzas (p. 95). El enfoque sistémico, a su vez, analiza la interacción entre el sistema de la pareja y los sistemas más amplios, como la familia de origen o la comunidad, utilizando técnicas como el análisis de influencias contextuales para identificar puntos de tensión. Este nivel asegura que la intervención sea sensible a las realidades sociales y culturales de la pareja, promoviendo un enfoque ético y contextualizado.
La integración de los enfoques sistémico-relacional y posmoderno en el abordaje multinivel es uno de los principales aportes de la tesis. El enfoque sistémico proporciona herramientas para analizar estructuras y patrones, mientras que el posmoderno enfatiza el poder del lenguaje y la subjetividad en la construcción de la realidad. Esta complementariedad se materializa en un protocolo de intervención que combina técnicas específicas para cada nivel, como preguntas circulares, externalización narrativa y diálogo reflexivo, adaptadas a las necesidades de la pareja. El terapeuta adopta una postura no jerárquica, actuando como facilitador de un proceso dialógico que respeta las voces de ambos integrantes y fomenta “diferencias que generen diferencias”, en alusión al concepto de cambio sistémico de Gregory Bateson. Este protocolo es flexible, permitiendo su aplicación en problemáticas diversas, desde conflictos de comunicación hasta desigualdades de poder.
Las relaciones de pareja no pueden entenderse sin considerar las influencias de las normas patriarcales y las construcciones culturales de género, que a menudo perpetúan desigualdades. Por ello, el abordaje multinivel incluye preguntas desconstructivas que invitan a la pareja a cuestionar estas normas, promoviendo relaciones más equitativas. Además, la autora enfatiza la importancia de la formación del terapeuta en ambos paradigmas para implementar el modelo con eficacia, reconociendo que la falta de experiencia en enfoques posmodernos puede limitar su aplicación. Aunque el protocolo no incluye una validación empírica extensiva, su diseño teórico-práctico ofrece una guía valiosa para terapeutas interesados en enfoques integradores.
Ruvalcaba Romero, N. A. (2017). Terapia sistémica-relacional y posmoderna: Un diálogo para construir nuevas miradas y generar diferencias [Tesis de maestría, Universidad Nacional Autónoma de México]. Repositorio Digital de la UNAM. https://ru.dgb.unam.mx/bitstream/20.500.14330/TES01000734344/3/0734344.pdf
