El espacio personal y la proxémica

Hall (1981, 1998) fue el primer investigador en introducir el concepto de proxémica, el cual describe las distancias subjetivas que rodean a una persona y que deben respetarse durante las interacciones interpersonales. Este término permite medir y categorizar diferentes tipos de espacios personales que influyen en la dinámica social.

Antes de Hall, Lewin (1964), un psicólogo de la escuela de la Gestalt en Alemania, desarrolló la Teoría de Campo, donde presentó el concepto de «espacio vital«. Este se refiere a todo lo que puede afectar a un individuo, ya sea que estos elementos estén o no en su entorno físico. El espacio vital está vinculado al ambiente tal como la persona lo percibe subjetivamente. Analizando el comportamiento de un individuo, es posible comprender qué factores en su espacio vital están influyendo en su conducta. Por ejemplo, si alguien percibe la presencia de un fantasma en su entorno, esta creencia, aunque no sea comprobable objetivamente, puede afectar su comportamiento de manera significativa.

El espacio vital incluye todas las circunstancias y elementos que condicionan el comportamiento de una persona en un momento dado. Comprende al individuo mismo, sus objetivos, las barreras que enfrenta y los caminos que debe seguir para alcanzar lo que desea. A diferencia del enfoque de Hall sobre la proxémica, algunos investigadores argumentan que el espacio vital no debe confundirse con el espacio físico o geográfico, sino entenderse como la percepción subjetiva del mundo que rodea al individuo. No obstante, ambos conceptos comparten elementos comunes que influyen en el comportamiento humano.

Un ejemplo de ello es lo que Cotton (1990) denomina «estresores psicosociales». Las condiciones de hacinamiento, como en hogares pequeños con muchas personas, pueden limitar la privacidad y la libertad de movimiento. Este fenómeno, conocido como el «efecto lata de sardinas», puede generar experiencias traumáticas, altos niveles de estrés y agresividad (Lotito, 2008).

La importancia de comprender estos conceptos radica en su impacto social. Se ha comprobado que los espacios habitacionales reducidos, especialmente en sectores menos favorecidos, pueden favorecer la aparición de violencia intrafamiliar, trastornos del ánimo, abuso sexual y otros circuitos de agresividad recurrente. Por lo tanto, tanto la proxémica como el espacio vital ofrecen perspectivas fundamentales para entender cómo el entorno influye en la conducta humana.

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