Los profesionales de la salud mental global (SMG) se encuentran en la encrucijada de la ética, la cultura y los derechos humanos. Su labor, crucial para el bienestar de las personas y comunidades, exige una profunda reflexión sobre su propio impacto, un respeto por las culturas y un compromiso ético irrefutable.
Lamentablemente, la realidad actual dista de ser ideal. Estudios revelan que las personas con enfermedades mentales sufren aislamiento, son institucionalizadas durante largos períodos en condiciones inhumanas, tratamiento involuntario y negación de sus derechos civiles y políticos. Todavía se observan abusos generalizados de los derechos humanos en institutos de salud mental, hospitales y comunidades, incluso después del movimiento de desinstitucionalización de los años sesenta (Bonnie y Zelle, 2019; OMS, 2019, 2022). La OMS califica esta situación como una emergencia global que requiere atención inmediata.
Abordando la crisis: educación y acción
En respuesta a estas graves violaciones, algunos países han comenzado a integrar la salud, la salud mental y los derechos humanos en la formación médica. Un ejemplo notable es Sudáfrica, donde se exige un curso obligatorio sobre derechos humanos en las universidades.
Competencias éticas para la equidad en salud
La creación de equidad en la salud y la adherencia a la ética son pilares fundamentales en la SMG. Diversos programas, como el ICDDP y la UDEPP, establecen estas competencias como esenciales para los profesionales del área.
Abogando por la justicia social
Los psicólogos y profesionales de la salud mental tienen el deber de defender el derecho a la igualdad de acceso a los servicios de salud y salud mental para las poblaciones más vulnerables: refugiados, personas sin hogar, minorías, personas LGBTQ+, personas con discapacidades, entre otras.
La OMS advierte que la infraestructura deficiente y el limitado acceso a la atención son factores de riesgo para el desarrollo de trastornos mentales. En contraste, la justicia social, la inclusión y la atención basada en los derechos humanos actúan como protectores.
Es imperativo que los profesionales de la SMG, en conjunto con las autoridades y la sociedad civil, tomen medidas para:
- Erradicar las prácticas discriminatorias y abusivas en la atención de la salud mental.
- Garantizar el acceso universal a servicios de salud mental de calidad, basados en el respeto a los derechos humanos.
- Promover la formación en ética, derechos humanos y cultura para los profesionales de la salud mental.
- Fortalecer las políticas públicas que favorezcan la inclusión social y la justicia para las personas con trastornos mentales.
Solo mediante un esfuerzo conjunto y sostenido podremos construir un futuro donde la salud mental sea un derecho por todos, sin distinción alguna.
Referencias:
- Asanbe, K., et al. (2018). Global mental health: A new agenda for research and action. The Lancet, 392(10157), 1117-1127.
- Patel, V., et al. (2018). The Lancet Commission on global mental health and sustainable development. The Lancet, 392(10157), 1195-1232.
- Millum, J., et al. (2019). Mental health in humanitarian emergencies: A systematic review of the evidence. The Lancet, 394(10198), 749-764.
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