La Resolución Ministerial N.° 144-2025/MINSA aprueba la Directiva Administrativa que regula la Evaluación para el SERUMS y establece lineamientos claros sobre el proceso de adjudicación. Según esta norma, el acceso a plazas remuneradas está condicionado al rendimiento obtenido por el postulante en la evaluación nacional, a través de un sistema meritocrático que organiza la adjudicación de acuerdo con un orden de mérito riguroso y transparente. En este contexto, el profesional de psicología no solo debe contar con un título profesional inscrito en la SUNEDU, sino también superar satisfactoriamente la evaluación diseñada por el Ministerio de Salud. Esta evaluación comprende contenidos transversales y específicos —como salud pública, cuidado integral, ética e interculturalidad, gestión de servicios de salud e investigación—, que reflejan las competencias necesarias para desempeñarse en el primer nivel de atención.
La adjudicación se desarrolla de forma virtual o presencial, según lo establezca el cronograma publicado por el MINSA, y sigue el orden de mérito previamente establecido. Este proceso no solo es un mecanismo de asignación, sino también un acto institucional que garantiza el principio de equidad territorial en salud, al permitir que profesionales jóvenes se integren en comunidades que tradicionalmente han estado excluidas del acceso a servicios especializados en salud mental.
Desde una perspectiva crítica, esta etapa del SERUMS representa un punto de inflexión en la trayectoria profesional de los psicólogos. La adjudicación remunerada ofrece incentivos económicos (salario mensual, seguro y viáticos en algunos casos) que compensan, en parte, las difíciles condiciones laborales que implica trabajar en zonas rurales y urbano-marginales. Sin embargo, también plantea desafíos importantes: las plazas muchas veces están localizadas en regiones con altos índices de pobreza, infraestructura limitada y escaso reconocimiento institucional para la labor psicológica. En este sentido, es necesario que el proceso de adjudicación no solo se limite a un acto administrativo, sino que esté acompañado de políticas de soporte, formación continua y bienestar emocional para los profesionales adjudicados.
Por otro lado, la adjudicación nacional también refleja tensiones estructurales en el sistema de salud pública peruano. La limitada disponibilidad de plazas remuneradas en comparación con la cantidad de postulantes genera una competencia intensa, que excluye a muchos profesionales capaces de los beneficios de esta modalidad, empujándolos hacia las plazas equivalentes o no remuneradas. Esto plantea un reto para el Estado en términos de inversión en recursos humanos en salud y de reconocimiento integral del trabajo psicológico en el primer nivel de atención, especialmente en contextos postpandemia, donde los problemas de salud mental se han agravado considerablemente.
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