
En un mundo donde muchas veces las voces infantiles pasan desapercibidas, sus dibujos pueden hablar más fuerte que las palabras. Lejos de ser simples garabatos o expresiones creativas sin más, los dibujos infantiles son ventanas profundas al mundo emocional y psicológico del niño.
Durante años, la interpretación del dibujo infantil fue relegada, criticada o tratada como una técnica poco rigurosa. Sin embargo, en la actualidad, renace el interés por esta herramienta poderosa, especialmente en el ámbito clínico y educativo.
¿Por qué importa interpretar los dibujos infantiles?
Los dibujos permiten entender cómo se siente un niño, cómo se percibe a sí mismo, cómo se relaciona con su entorno y si ha vivido experiencias traumáticas. Pero interpretar un dibujo no es cuestión de intuición o de hacer suposiciones apresuradas: se necesita formación, experiencia y contraste con otras pruebas diagnósticas.
La interpretación debe hacerse con extrema cautela. No se trata de ver un dibujo y emitir un juicio. Es un proceso de investigación: observar, recoger indicadores, generar hipótesis y contrastarlas con otros datos. Se requiere respeto, sensibilidad y rigor.
Comprender el dibujo desde una perspectiva evolutiva
El desarrollo gráfico infantil sigue una evolución predecible. Saber qué se espera que dibuje un niño según su edad permite identificar si está dentro del desarrollo típico o si hay señales de alerta. El libro que analizamos en esta entrada dedica un apartado inicial a este marco evolutivo, esencial para contextualizar cada dibujo.
El análisis de temas específicos como la figura humana, la casa, el árbol, la familia y el dibujo libre ofrece una guía valiosa para los profesionales. Cada uno tiene su consigna, forma de aplicación y criterios de análisis.
Detalles como el tamaño de las figuras, su ubicación en la hoja, la presión del trazo, los sombreados, las omisiones o los elementos añadidos tienen valor diagnóstico. Por ejemplo, una figura humana sin brazos puede revelar conflictos con la acción o la agresividad; una casa sin ventanas puede indicar aislamiento emocional.
Un solo indicador no basta para interpretar un dibujo. Es necesario observar la repetición de patrones, compararlos entre varios dibujos y validar cualquier sospecha con entrevistas, observaciones directas y otras técnicas. Además, etiquetar a un niño prematuramente puede tener consecuencias emocionales graves y limitar su desarrollo.
El objetivo nunca debe ser poner un rótulo, sino entender y acompañar.
Interpretar los dibujos infantiles es una puerta para conectar con el mundo interno de los niños. Nos permite ver lo que no pueden o no saben decir con palabras. Pero como toda herramienta clínica, requiere formación, práctica y mucha cautela. Para quienes trabajan con infancia, ya sea en contextos clínicos, educativos o sociales, este libro se presenta como una guía completa, ética y comprometida con el bienestar infantil.
Referencias:
- Marín, R. (1988). La interpretación del dibujo infantil y juvenil. Universidad de Granada.
- Goodenough, F. L. (1926). Measurement of Intelligence by Drawings.
- Machover, K. (1949). Personality Projection in the Drawing of the Human Figure.
- Buck, J. N. (1948). The House-Tree-Person Technique.
- Hammer, E. F. (1997). Advances in Projective Drawing Interpretation.
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