En el mundo laboral acelerado de hoy, el agotamiento no es solo una palabra de moda: es un problema real y creciente, especialmente para los líderes que lidian con responsabilidades interminables. El consejo más común suele parecer sencillo: delega. Pero ¿qué pasa cuando ya has delegado todo lo posible y tu equipo también está al límite?
Delegar funciona… hasta que deja de hacerlo. Cuando tu equipo también está saturado, repartir más tareas solo redistribuye la sobrecarga. En estos casos, no se trata de trabajar más, sino de trabajar de otra manera. Aquí te compartimos tres estrategias prácticas para reevaluar, reorganizar y recuperar tu energía.
1. Define qué significa realmente “suficientemente bueno”
El perfeccionismo muchas veces se disfraza de estándares altos. Pero, en realidad, intentar que todo sea perfecto consume tiempo valioso y frena el avance. Una de las cosas más efectivas que puedes hacer es alinear a tu equipo en torno a qué significa “suficientemente bueno” en distintos proyectos.
Comienza por clarificar qué entregables son clave: ¿qué necesita ser excelente realmente y qué simplemente necesita estar hecho? Anima a tu equipo a adoptar una mentalidad de eficiencia con propósito: concentrar sus mejores esfuerzos donde realmente importan, y no donde no lo hacen.
2. Identifica y elimina tareas ocultas de bajo valor
Todas las organizaciones las tienen: informes que nadie lee, reuniones que no generan acciones o procesos manuales que podrían automatizarse. Estas tareas pasan desapercibidas porque son rutina, pero cuando los recursos escasean, se convierten en verdaderos ladrones de productividad.
Tómate un tiempo para auditar tu agenda y tu lista de tareas. Pregunta:
- ¿Esta tarea apoya directamente un objetivo o entregable clave?
- Si dejara de hacer esto, ¿alguien lo notaría?
- ¿Se puede hacer de forma más eficiente con tecnología o plantillas?
Involucra a tu equipo en este proceso. Seguramente podrán señalar tareas innecesarias que tú no habías notado.
3. Protege tu tiempo con una disponibilidad estratégica
Estar siempre disponible parece buena gestión, pero también puede ser una trampa. Cuando estás constantemente “en línea”, pierdes la capacidad de concentrarte en lo que realmente importa. Considera establecer límites claros de disponibilidad, como horas sin reuniones o bloques visibles de tiempo para trabajo profundo.
Comunícalo claramente a tu equipo: no te estás desconectando, estás creando espacio para el trabajo que tiene mayor impacto. Esto también los anima a hacer lo mismo, y ayuda a construir una cultura que valora la productividad real sobre la ocupación aparente.
Reflexión final
Cuando estás al límite y ya no puedes delegar más, es hora de repensar cómo trabajas, no solo en qué trabajas. Al definir qué es “suficientemente bueno”, eliminar las tareas de poco valor y proteger tu tiempo, puedes liderar de forma más sostenible y prevenir el agotamiento.
Referencias:
- Harvard Business Review. (s.f.). When You’re Overloaded—and Delegating Isn’t an Option.
- Newport, C. (2016). Deep Work: Rules for Focused Success in a Distracted World.
- Grant, A. (2021). Think Again: The Power of Knowing What You Don’t Know.
Comentarios principales