Nuevos retos para la Psicología Social: edadismo y perspectiva de género

El envejecimiento de la población es un fenómeno demográfico que se ha consolidado debido a dos factores principales: el descenso sostenido en las tasas de natalidad y el incremento en la esperanza de vida. Este proceso se observa tanto en países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo. 

La edad es una construcción social que varía entre diferentes culturas, aunque existen características comunes. La calidad de vida en la vejez está fuertemente influenciada por las actitudes y creencias de la sociedad. Además, los estudios demográficos muestran una tendencia a la feminización de la vejez, debido a la mayor longevidad de las mujeres.

La combinación de la vejez y el género como categorías sociales presenta un reto significativo para la Psicología Social en el siglo XXI. Es crucial reconocer y documentar cómo estas categorías sociales y los procesos que desencadenan pueden limitar o favorecer la integración de las personas mayores en la sociedad.

La estructura de la sociedad y la organización social determinan las funciones atribuidas a los actores sociales. La mayoría de las sociedades están organizadas en torno a la productividad, lo que a menudo excluye a aquellos que ya no forman parte del sistema productivo, desvinculándolos del orden social establecido. En este sentido, la vejez puede considerarse un «mal producto» de la modernidad y de las sociedades estructuradas principalmente para la productividad.

Los medios de comunicación juegan un papel crucial en la transmisión de valores. En una sociedad consumista, competitiva e individualista, los mayores a menudo son invisibilizados tanto en los medios como en la sociedad en general. Sin embargo, los mayores constituyen un grupo cada vez más numeroso y una fuerza social significativa que contribuye al sustento de las sociedades.

La familia desempeña un papel fundamental en la socialización y el apoyo a los mayores. Sin embargo, la estructura familiar ha evolucionado debido a factores como la incorporación de la mujer al mercado laboral, la baja tasa de natalidad y el elevado costo de la vivienda. Estos cambios han afectado la situación de los mayores dentro del núcleo familiar.

Es evidente la necesidad de modificar la actual situación de discriminación hacia los mayores. La sociedad ofrece numerosas actividades para los niños, pero muy pocas para los mayores, quienes a menudo pasan largos periodos de tiempo solos en casa. Esta realidad plantea un dilema para muchas familias: «Si no puedo cuidar de mis hijos, ¿cómo voy a ocuparme de mis padres?» 

de Lemus, Soledad; Expósito, Francisca Nuevos retos para la Psicología Social: edadismo y perspectiva de género Pensamiento Psicológico, vol. 1, núm. 4, enero-junio, 2005, pp. 33-51 Pontificia Universidad Javeriana Cali, Colombia

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