En el entorno altamente estresante de una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), no solo está en juego la salud física. Los pacientes ingresados frecuentemente desarrollan alteraciones psicológicas graves como delirium, ansiedad, depresión e incluso trastorno de estrés postraumático (TEPT). Estas condiciones mentales pueden dificultar notablemente la recuperación, alargar la estancia hospitalaria e incrementar la mortalidad.

La buena noticia es que una creciente evidencia científica respalda la efectividad de intervenciones de enfermería no farmacológicas para prevenir estos trastornos.
La carga oculta de la UCI: los riesgos para la salud mental
Ser hospitalizado en una UCI implica una interrupción abrupta de la vida cotidiana, exposición a ruido constante, aislamiento social y estrés físico y emocional. Según la Organización Mundial de la Salud, estos trastornos mentales tienen un origen multifactorial, y estudios en América Latina y Europa muestran que la ansiedad, la depresión y el delirium están presentes en hasta el 60% de los pacientes críticos.
Una revisión sistemática reciente identificó diversas intervenciones eficaces para reducir estas alteraciones mentales en la UCI. Entre ellas se destacan:
- El paquete ABCDEF: un enfoque multidisciplinar que incluye control del dolor, sedación adecuada, movilidad temprana y participación de la familia. Su implementación ha demostrado reducir significativamente la incidencia de delirium.
- Musicoterapia: sesiones de música personalizada o de ritmo lento que ayudan a disminuir la ansiedad y el delirium.
- Realidad virtual: experiencias inmersivas que simulan entornos naturales, efectivas para aliviar la ansiedad.
- Estimulación cognitiva: actividades como crucigramas, juegos de memoria y orientación temporal favorecen la claridad mental.
- Modelos teóricos de enfermería: como el de Betty Neuman, centrado en reducir estresores ambientales (ruido, luz, interrupciones del sueño).
- Terapia EMDR: especialmente útil en pacientes post-COVID, ha reducido la ansiedad y depresión tras pocas sesiones.
El rol del personal de enfermería
El personal de enfermería tiene un papel central en la implementación de estas estrategias. Su contacto continuo con los pacientes les permite aplicar intervenciones personalizadas, monitorear el estado mental y actuar con rapidez ante cualquier alteración. Estudios recientes han demostrado que, cuando las enfermeras aplican programas específicos, como intervenciones multicomponentes o movilización nocturna, los trastornos mentales disminuyen considerablemente.
Es importante señalar que no todas las intervenciones ofrecen resultados positivos. Por ejemplo, los diarios de la UCI —donde familiares y profesionales documentan la evolución del paciente— no han demostrado ser efectivos en la prevención del TEPT ni en la reducción de la ansiedad o depresión. Esto refuerza la necesidad de continuar investigando.
Prevenir trastornos mentales en pacientes críticos no solo mejora los resultados clínicos: humaniza la atención. Incorporar estrategias basadas en evidencia contribuye al bienestar integral del paciente y fortalece el trabajo del equipo de salud.
Apoyar al personal de enfermería con formación, recursos y autonomía para aplicar estas intervenciones debe ser una prioridad. La salud mental de quienes enfrentan una estancia crítica depende de ello.
Referencias:
- Coyago, J., Imbaquingo, K., & García Beracierto, J. (2024). Abordaje Integral para prevenir alteraciones mentales en pacientes de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Instituto Superior Tecnológico Universitario Rumiñahui. DOI: https://doi.org/10.37431/conectividad.v5i4.183
- Organización Mundial de la Salud (2022)
- Pun et al. (2019), Khan et al. (2020), Hsiao et al. (2024), Brennstuhl et al. (2022), entre otros citados en el documento original.