El artículo “Investigación participativa con los márgenes” de James Ferreira Moura Jr., Érica Atem Gonçalves de Araújo Costa y João Paulo Pereira Barros constituye una propuesta teórica y metodológica audaz en el campo de la psicología comunitaria y la investigación acción participativa (IAP). Situado en las comunidades periféricas del nordeste brasileño, el texto ofrece una mirada decolonial que desafía los modos hegemónicos de producción de conocimiento, al tiempo que sitúa a la niñez y adolescencia como agentes epistémicos y políticos activos. Su principal innovación radica en el concepto de “inventividad”, que se plantea como estrategia metodológica y política para resistir la violencia estructural mediante la creatividad, el arte y la co-producción horizontal del saber.
1. Crítica al modelo hegemónico del conocimiento
El artículo inicia con una crítica frontal al paradigma dominante de la ciencia moderna, anclado en el dualismo cartesiano y la tradición eurocéntrica. Este modelo, según los autores, no solo invisibiliza sino que elimina activamente las epistemologías de los cuerpos racializados, empobrecidos y feminizados, produciendo lo que se denomina “epistemicidio” (Santos, 2009). Siguiendo a autores como Quijano, Mignolo y Grosfoguel, se argumenta que la colonialidad del poder, del ser y del saber se manifiesta en la forma en que las poblaciones marginalizadas son consideradas incapaces de generar conocimiento válido. De esta manera, la IAP se presenta como un espacio de disputa contra estos procesos de exclusión cognitiva.
2. Las periferias como territorios de saber y resistencia
A contracorriente de la visión estigmatizada de las periferias urbanas como espacios de carencia o déficit, el artículo propone una resignificación: los márgenes son también territorios fértiles para la producción de saberes y la agencia política. A través de las experiencias de los colectivos REAPODERE y VIESES, se documenta cómo niños, niñas y adolescentes participan activamente en procesos de investigación etnográfica y co-creación del conocimiento. Esta participación va más allá de la consulta; se trata de un involucramiento creativo, afectivo y transformador, donde el saber emerge desde la experiencia vivida y la relación con el territorio.
3. Inventividad: metodología de la resistencia
Uno de los aportes más originales del artículo es el concepto de inventividad. Esta categoría no se limita a una técnica de investigación, sino que representa una ética, una estética y una política del hacer. Se trata de una forma de investigación situada, encarnada y sensible al contexto, que reconoce el valor de las prácticas artísticas —como el teatro, el funk, la música o la narración oral— como dispositivos de denuncia y transformación social. El caso citado de un grupo de niños que organiza una obra de teatro con música funk para denunciar la violencia policial revela el potencial subversivo de estas expresiones creativas.
4. Reflexividad y compromiso ético
Los autores no rehúyen discutir su propia posición de privilegio —racial, académica y geográfica— en relación con los sujetos con los que investigan. Esta reflexividad, lejos de ser un ejercicio decorativo, es central en la propuesta metodológica: implica asumir la investigación como un espacio de horizontalidad, solidaridad radical y desaprendizaje. La autoridad académica se descentra en favor de una relación simétrica donde el conocimiento se co-construye, reconociendo los saberes locales como legítimos y necesarios.
5. Aportes metodológicos y posicionamiento académico
El enfoque presentado amplía los marcos tradicionales de la IAP al integrar de forma orgánica lo corporal, lo afectivo y lo estético en el proceso de investigación. Así, la “inventividad” se articula como una epistemología territorializada que interpela las fronteras simbólicas y físicas de la universidad, desplazando el centro de la producción de conocimiento hacia los márgenes. Este gesto implica una reconfiguración de las jerarquías epistémicas, cuestionando no solo quién investiga, sino cómo, desde dónde y con qué objetivos.
Comparativamente, este trabajo se alinea con aportes fundamentales como los de Orlando Fals Borda, Boaventura de Sousa Santos y Walter Mignolo, quienes han denunciado los límites del conocimiento moderno y han promovido epistemologías del Sur. Sin embargo, el artículo podría enriquecerse aún más con la incorporación explícita de marcos como el de la colonialidad de género (Lugones, Oyěwùmí) y con una comparación sistemática con experiencias globales similares, como las de Michelle Fine en Estados Unidos o Catherine Walsh en América Latina.
“Investigación participativa con los márgenes” es un aporte significativo a los debates actuales sobre descolonización del saber, justicia epistémica y metodologías críticas. Su fuerza radica en combinar una crítica profunda al orden epistémico global con experiencias concretas de resistencia y creación desde los territorios periféricos. En un momento histórico marcado por múltiples crisis —epistémicas, sociales, ecológicas—, este enfoque ofrece no solo un marco teórico, sino una praxis comprometida con la transformación social.
El desafío que plantea es claro: repensar la investigación no como una práctica extractiva ni ilustrada, sino como una experiencia situada, afectiva y colectiva. Desde los márgenes, los niños y adolescentes no solo resisten: también imaginan y construyen otros mundos posibles.