Sufrimiento en el trabajo y el descubrimiento de la violencia

El trabajo, que debería ser un espacio de desarrollo personal y profesional, se convierte en muchos casos en un escenario de hostilidad. Este sufrimiento laboral no siempre se manifiesta de manera evidente; muchas veces es resultado de la violencia psicológica, que se desarrolla de manera silenciosa pero persistente. El sufrimiento psicológico en el trabajo puede tener efectos devastadores en la salud mental de los empleados, y aunque puede no ser físicamente visible, el impacto en la productividad, la autoestima y la calidad de vida es profundo.

Violencia invisible en el trabajo: el mobbing

Uno de los aspectos más relevantes de la violencia laboral es el acoso psicológico, o mobbing. Este término hace referencia a una forma de hostigamiento sistemático que un individuo o grupo puede sufrir en su entorno laboral, lo que causa daños emocionales y, en casos extremos, físicos. El mobbing incluye comportamientos como el aislamiento social, la humillación, la crítica desmedida, y la manipulación psicológica. Lo más insidioso de este tipo de violencia es su invisibilidad: ocurre de manera encubierta y no siempre es fácil de probar, lo que complica la búsqueda de soluciones.

El descubrimiento del mobbing como una forma de violencia en el trabajo ha sido relativamente reciente en la psicología laboral. La resistencia de las organizaciones a aceptar la existencia de este fenómeno ha contribuido a su invisibilidad. De acuerdo con los estudios mencionados en el documento, la violencia psicológica en el trabajo fue históricamente desestimada por ser percibida como algo subjetivo o difícil de medir. Sin embargo, la creciente conciencia sobre el impacto del estrés laboral y el sufrimiento psíquico ha llevado a una mayor atención sobre esta forma de violencia.

Efectos del mobbing en las víctimas

El mobbing tiene una serie de consecuencias profundas sobre las víctimas. Desde un punto de vista psicológico, el hostigamiento puede llevar al desarrollo de trastornos de ansiedad, depresión y problemas psicosomáticos. Estos problemas afectan no solo la vida laboral de las personas, sino también su vida personal y familiar. El mobbing genera un estado de vigilancia constante, donde las víctimas viven con miedo a cometer errores o ser criticadas públicamente, lo que conduce a una autopercepción negativa y aislamiento.

Además, a nivel organizacional, los efectos del mobbing pueden ser igualmente destructivos. Las empresas que permiten que el acoso psicológico prospere sufren de una disminución en la productividad y un aumento en la rotación de empleados, ya que los individuos no pueden desarrollarse en un ambiente tóxico.

La complicidad del silencio

Un elemento central en la perpetuación del mobbing es la complicidad del silencio. Tanto las víctimas como los testigos a menudo permanecen callados por miedo a las represalias o por la creencia de que denunciar no cambiará nada. Este silencio no solo favorece al agresor, sino que también profundiza el sufrimiento de la víctima, quien se siente aún más aislada y desprotegida.

El silencio también es mantenido por las instituciones que no quieren reconocer públicamente que en su seno ocurre este tipo de violencia. La invisibilidad y la normalización del mobbing en muchos lugares de trabajo perpetúan un ciclo de abuso que se repite de generación en generación de trabajadores.

Castelli, S. A., Brau, C. A., Serra, J. C., Heiremans, S. L., Lira, E., & Dättwyler, M. M. Ámbitos psicosociales del conflicto de interés contemporáneo.

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